En 2011, cuando era futbolista de Unión, sufrió la fractura de la tibia y el peroné de su pierna derecha y muchos lo daban por terminado. Se alejó del deporte y actualmente, con 44 años, tiene una empresa en la ciudad de Córdoba.
Tuvo una carrera llena de altibajos, tanto dentro como fuera de la cancha, superando en 2011 una fractura de la tibia y el peroné de su pierna derecha que le forjó la personalidad cuando vestía la camiseta de Unión de Santa Fe. Actualmente, en Córdoba, su ciudad natal, Marcelo Sarmiento tiene una fábrica de muebles y vive alejado del fútbol.
Formado en Talleres, con el que fue campeón de la Copa Conmebol en 1999, el exjugador recuerda aquel momento con mucha nostalgia, en diálogo con TyCSports.com: “Fue algo muy lindo. Veía todo como nuevo. Haber tenido la posibilidad de jugar un torneo internacional y ganarlo, aunque muchos quisieron bajarle el tono, fue algo increíble”.
En más de dos décadas de carrera tuvo la oportunidad de jugar en Grecia (Larissa y Atromitos), Inglaterra (Southampton) y Bulgaria (Litex Lovech). Su primera experiencia en el exterior la tuvo en este último, entre 2002 y 2003, la cual no fue positiva: “Fue bastante fea, la verdad. Tenía 22 años y me encontré con un país atrasado culturalmente. Igual me ayudó bastante a crecer rápidamente y a entender la vida, además de las otras dos experiencias que tuve. No hay país más lindo que la Argentina”.
En su regreso vivió el momento más complicado como profesional, cuando el 6 de noviembre de 2011, en el triunfo de Unión sobre Newell’s por 2-1, padeció una fractura de la tibia y el peroné de su pierna derecha producto de un patadón que le dio Fabián Muñoz, hombre de La Lepra, a los 7 minutos del segundo tiempo.
“Fue un momento durísimo por lo que implicaba en cuanto a la recuperación. Por mi forma de ser yo sabía que iba a salir rápido. Mucha gente me daba por terminado, pero a los casi siete meses volví. Estuve fuerte mentalmente, convencido de que me había pasado por algo y que iba a volver fuerte. Solo saqué cosas positivas. La vida me puso a prueba, pero con mi entorno lo pude sacar adelante”, sostiene el exjugador de 44 años que debió ser intervenido quirúrgicamente.
Luego de sobreponerse, Sarmiento jugó casi dos años más y decidió colgar los botines. En su última temporada, vistiendo la casaca del Tatengue, decidió invertir en una de sus pasiones: hacer muebles. “En las concentraciones hacía diseños, hacía las dos cosas en paralelo. Arrancó como un emprendimiento y hoy es una empresa, con muchos empleados. Me gustó siempre, toda la vida, porque lo hacía con mi viejo en un galpón detrás de mi casa”, cuenta.
Y agrega: “El retiro no es fácil. Al futbolista lo hacen sentir que no sirve para otra cosa más que esa. Yo tuve la suerte de saber qué quería hacer. Haber dejado de un día para otro, pero sabiendo qué hacer después fue muy importante para mi cabeza”.
Alejado del fútbol, tras más de diez años de haber dejado la actividad, Sarmiento tiene una mirada crítica: “Convivir con la barra no es sencillo. Los que fuimos parte del fútbol sabemos todo lo que callamos. Cuando uno es chico no lo ve porque se encargan los referentes, que ponen la cara, pero cuando crecés y te toca a vos es complicado. Me tocó en Santa Fe y lo sufrí. Nunca fue compatible conmigo y eso me terminó alejando”.
Hoy hace tenis y pádel. Volvió al fútbol para jugar con amigos, aunque afirma que estuvo “enojado con el deporte” durante muchos años. Tras amigarse y haber entendido que fue su culpa “no haber sabido lidiar con situaciones feas”, no descarta un regreso desde otro lugar: “Me veo solo como DT de niños, para formarlos y darles mi experiencia”.
Por Daniel Melluso
Foto.- Portada – eldoce.tv – Marcelo Sarmiento, en su empresa de muebles en Córdoba
Fuente.- https://www.tycsports.com