En los últimos dos años se ha observado un aumento en la demanda de consultas médicas, derivaciones y el consumo de psicofármacos.
El desafío del sufrimiento mental trasciende los límites geográficos, impactando a sociedades en todo el mundo con sus profundas consecuencias.
La Organización Mundial de la Salud advierte que para 2050, la depresión se convertirá en la principal causa de enfermedades, reflejando un panorama actual en el que los indicadores de salud mental se deterioran progresivamente a nivel global.
Este fenómeno se manifiesta con un preocupante aumento de casos de depresión y suicidios, especialmente entre la población más joven. Esta tendencia en alza ha sido destacada por la comunidad científica, señalando que se ha intensificado desde el fin de la pandemia por COVID-19 y ha sido exacerbada por la crisis económica.
La Confederación Farmacéutica Argentina presentó un informe detallando el incremento en las ventas de medicamentos psicotrópicos, con una suba durante el primer trimestre del año pasado en el consumo de antidepresivos, antipsicóticos y, particularmente, hipnóticos y sedantes, destacándose este último grupo en comparación con el mismo periodo del 2022. Entre los psicofármacos más recetados, el clonazepam ocupa un lugar predominante, representando el 51% de las prescripciones.
Muchas personas enfrentan actualmente dificultades como el insomnio, el estrés, la ansiedad, la frustración y la incertidumbre, lo que las lleva a buscar alivio en los servicios de salud mental.
El equipo del Observatorio de Psicología Aplicada de la UBA solicitó a una muestra representativa de la población mayor de 18 años que completara una encuesta online abordando aspectos de salud mental.
Además del riesgo de trastorno, los resultados revelaron que el 45,5% de los encuestados atraviesa alguna forma de crisis, con un 12% reportando insomnio moderado o severo.
La preocupación se agudiza al considerar que el riesgo de trastorno mental es más alto entre los jóvenes, llegando al 21,3% en el grupo de 18 a 20 años.
Adicionalmente, se observaron diferencias significativas entre los sectores socioeconómicos medios y bajos. Respecto a las crisis percibidas, el 49% mencionó crisis vitales y el 46,2% crisis económicas, además de otras como familiares, de pareja, vocacionales, de identidad y de violencia, entre otras.
En medio de este panorama, es esencial promover estrategias de prevención primaria, como la educación en salud mental en escuelas y comunidades, y fomentar entornos sociales y laborales que favorezcan el bienestar psicológico.
Trastornos mentales en Argentina: El Estrés como generador
El 59% de las personas entre 35 a 49 años tienen una evaluación negativa del estrés. La falta de atención a la salud mental puede tener consecuencias devastadoras tanto a nivel personal como a nivel nacional.
A lo individual, ignorar las necesidades emocionales y mentales puede llevar a problemas como la depresión, la ansiedad, y el estrés crónico, que a su vez afectan la calidad de vida y la capacidad para funcionar de manera óptima en diversas áreas. Esto puede manifestarse en dificultades en el trabajo, en las relaciones interpersonales y en la salud física.
En el ámbito nacional, suele generar una carga significativa en los sistemas de salud, aumentando los costos de atención médica y reduciendo la productividad económica debido a la disminución en el rendimiento laboral. Además, puede contribuir a problemas sociales como el aumento de la violencia, el abuso de sustancias y la falta de cohesión social.
Un estudio reciente revela una situación preocupante en Argentina: el estado anímico es el peor de toda América Latina, según una investigación conjunta de la consultora Voices y la Worldwide Independent Network of Market Research (WIN). Este análisis abarcó a casi 30.000 personas en 39 países, resaltando la urgencia de abordar este tema.
Detallando las cifras, después de Paraguay con un 95%, países como Brasil, México y Chile obtuvieron un 87% en la evaluación de su estado de ánimo.
En contraste, Argentina se sitúa en un 68%, cifra que muestra un descenso significativo respecto a años anteriores y se ubica bajo el promedio.
Cabe recordar que, en el 2018, el 86% de los argentinos evaluó positivamente su estado anímico, lo que resalta la magnitud del cambio en la percepción de la población.
Dentro del país, se observan también disparidades según género y edad en la evaluación del estado de ánimo. Las mujeres muestran una visión más crítica, con un 66% que la considera positivamente frente al 71% de los hombres.
Además, se destaca que los argentinos mayores de 65 años tienen una percepción más favorable (83%) en comparación con los jóvenes de 25 a 34 años (59%) y de 16 a 24 años (64%). En cuanto a niveles socioeconómicos, no se evidencian diferencias significativas en la evaluación.
En el contexto de los informes elaborados por Voices, se destaca un inquietante deterioro en los indicadores de estrés en Argentina, indicando que esta problemática es cada vez más común en la población.
De acuerdo con datos de la consultora, en 2020 el 31% de los argentinos declararon padecer estrés de forma constante o regular, cifra que se elevó significativamente al 42% en 2021.
Ahora, en esta última edición del reporte, aunque no se midió la frecuencia del estrés sino cómo se evalúa este aspecto, se encontró que la mitad de los encuestados tiene una percepción negativa al respecto.
En concreto, los resultados revelan que el 42% de los argentinos evalúa positivamente su nivel de estrés, mientras que el 50% lo hace de manera negativa, lo que posiciona al país como uno de los que tienen una evaluación más desfavorable del tema a nivel mundial.
“Este es el único aspecto de la salud que, en nuestro país, registra más menciones negativas que positivas. Además, es el aspecto de la salud cuya evaluación positiva se encuentra más alejada del promedio global”, detallaron.
En esa línea, los resultados de la encuesta resaltan la alarmante realidad y es un llamado claro a la acción, especialmente al considerar las diferencias entre hombres y mujeres: el 57% de las féminas considera su nivel de estrés como bastante malo o muy malo, en comparación con el 43% de los hombres.
Los datos revelan, además, la vulnerabilidad de los jóvenes ante el estrés, con un porcentaje considerable de evaluación negativa en grupos de edad como el de 35 a 49 años (59%), de 25 a 34 años (58%), y de 16 a 24 años (56%).
Por otro lado, se observa que los argentinos de nivel socioeconómico medio son los que más desfavorablemente evalúan esta problemática (56% lo califica como bastante malo o muy malo), mientras que los de niveles alto y bajo presentan cifras algo menores, con un 42% y un 47% respectivamente.
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Fuentes
Plataforma Digital El Mejor Trato
Organización Mundial de la Salud
Observatorio de Psicología Aplicada de la UBA
Gentileza.- Eduardo Urzagasti – Content Writer – https://www.elmejortrato.com.ar/ – Analista Región LATAM | Data Analyst