Mario Novosak predica con el ejemplo e inspira. En la chacra heredada de sus abuelos en Colonia Yapeyú, en el Municipio de Guaraní, zona centro de la provincia de Misiones, con más de un siglo de uso de suelo, aplica prácticas conservacionistas, algunas aprendidas junto al Servicio de Extensión Yerbatero (SEY) del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) y con profesionales de otras instituciones, además de técnicas que él mismo va definiendo para garantizar un suelo productivo y el equilibrio ambiental, centrales para una producción sustentable.
Novosak fue distinguido por el INYM como Buen Productor Yerbatero en el año 2020 por haber logrado que las primeras hectáreas de yerba mate que fueron plantadas por sus abuelos, inmigrantes ucranianos, en el año 1922, sean actualmente tan productivas como la de los últimos años.
Ello, mediante prácticas como caminos empastados que evitan la erosión y retienen el agua en la chacra, cubiertas verdes para la fertilidad del suelo, incorporación de árboles nativos y cortes adecuados a la edad de las plantas.
Lo novedoso en esta ocasión es la función muy importante que le asignó a las cubiertas verdes en un nuevo lote implantado: la de sombrear a las plantas en sus primeros meses de crecimiento. Y el resultado es alentador.
“Mario es un convencido, un defensor de la producción de yerba mate a través del uso de diferentes cubiertas verdes, tanto las que van al ras del suelo como la arbórea”, elogió el ingeniero Marcos Kubizen, del Servicio de Extensión Yerbatero del INYM, que trabaja junto al productor en el lugar.
