La triste noticia la dio a conocer Larry de Clay por redes sociales.
Salvador “Toti” Ciliberto, conocido humorista histórico de VideoMatch, falleció a los 63 años por una hemorragia interna seguida de un paro cardíaco. Desde las redes sociales, su amigo Larry de Clay despidió a su colega, que tenía 63 años: “No tengo consuelo. Volá, alto hermano. Te vamos a extrañar toda la vida”.
“Estoy mal, destrozado”, dijo Larry en TN. “Hace varios días que estaba internado por un problema intestinal. Venía hablando con su pareja y su hijo pero parecía que venía mejorando. Lamentablemente, en la madrugada se fue”, detalló el humorista.
Sobre su estado de ánimo, remarcó: “Su pareja me dijo que no quería molestar a nadie, estaba esperando un traslado… no sé, por lo menos a través de su familia pude estar”.

El actor saltó a la fama en los años 90 en Showmtach
Su conexión con el humor había nacido tras sufrir episodios de bullying en la escuela. Sus compañeros se reían de las marcas que el acné había dejado en su rostro, entonces decidió reírse de sí mismo. No imaginaba que haría de esa característica un estilo de vida.
Mientras ejercía como profesor de Educación Física en el municipio bonaerense de San Martín decidió que estudiaría teatro en el Parakultural, el espacio indiscutido del off de su época. Hasta que llegó el día que cambiaría su vida para siempre. Vio en televisión que el canal Telefe llamaba a un casting y fue así que en 1992 llegó a Video Match, el primer clásico programa que condujo Marcelo Tinelli. Ciliberto se destacó en distintos sketches y se convirtió en el gaucho Martín Fierro, uno de los personajes icónicos de aquel ciclo.
En la cumbre de la fama, Toti Ciliberto era imbatible. Su cuerpo parecía nacido para la exageración del sketch. Su rostro, tallado a medida para la comedia. Su voz, gastada por el cigarrillo y la noche, tenía el tono exacto del absurdo.
Sus personajes llegaron a la gente rápidamente, al punto que uno de ellos llegó a tener su propio programa junto a Leo Montero. Allí, hacía a “Riquelme”, el hombre despistado que no dejaba de preguntar “¿quién?, ¿cuándo? y ¿dónde?”.
La televisión argentina pierde una de sus caras más queridas, esa que durante los años 90 supo ser sinónimo de carcajada popular. Pero también parte de una generación que aprendió, a los golpes, que el aplauso no siempre cura y que el camino de regreso del abismo también puede contarse con humor.
Fuente.- https://www.minutouno.com