En este tiempo Pascual el texto del Evangelio (Lc 24, 13-35) nos narra un nuevo encuentro de Jesucristo, el Señor resucitado, con los discípulos de Emaús. Es llamativo cómo estos discípulos regresaban a su pueblo desde Jerusalén conociendo todo «lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo […] Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel» (Lc 24,20-21). Pero sus ojos estaban cegados, no eran capaces de reconocerlo. (Lc 24,16). «Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba. El entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. Y se decían: ¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24,28-32).
Después del encuentro con Jesús, cuando lo reconocieron, la vida de ellos cambió. Esta es la experiencia de fe pascual que necesitamos realizar como cristianos y que lleva a la Iglesia a anunciar al mundo que la vida, aún con sus dolores y dificultades, está cargada de sentido porque la vida triunfa sobre la muerte. Jesucristo, el que murió, resucitó.
Los obispos argentinos queremos animar a celebrar en este Tercer Domingo de Pascua, el «Domingo del compartir». Tiene como objetivo que, en cada comunidad se pueda reflexionar, concientizar y volver a proponer a los fieles el sostenimiento económico de la Misión.
El sentido de este «Domingo del Compartir» se encuentra en esta corresponsabilidad que se inicia con la experiencia del encuentro con Jesús y abarca todas las dimensiones de la vida cristiana. Tiene tres aspectos fundamentales: el primero es la necesidad de hacer catequesis sobre esta temática junto al Pueblo de Dios, que tiene que conocer y recordar permanentemente que la Iglesia necesita sostenerse con el aporte de sus fieles. Más allá del aporte económico o más allá de qué es lo que puedo colaborar, es primordial la necesidad del compromiso y del sostenimiento como parte de la expresión de un vínculo comunitario que nos da la Fe.
En segundo lugar, la Iglesia celebra esta jornada para concientizar sobre la necesidad del sostenimiento de su misión en el tiempo pascual.
En tercer lugar, el fortalecimiento concreto para posibilitar la ayuda económica por parte de los fieles para llevar adelante la misión.
Este «Domingo del Compartir» nos ayuda a descubrir que debemos seguir educándonos en este horizonte, como un camino concreto para crecer en el sentido de pertenencia eclesial de participación y corresponsabilidad. Es primordial la necesidad del compromiso y del sostenimiento como parte de la expresión de este vínculo que nos hace ser comunidad y que brota del acontecimiento mismo de la fe pascual. ¿No arde acaso nuestro corazón cuando nos encontramos con el Resucitado y somos capaces de vivir la auténtica comunión espiritual y material?
Pedimos a Dios que nos regale el Espíritu del Resucitado, para que podamos aprender a compartir nuestros bienes y sostener la misión de la Iglesia con el aporte de todos.
Les envío un saludo cercano y ¡hasta el próximo Domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas