En esta fecha que celebra a uno de los alimentos más antiguos de la humanidad, las panaderías argentinas viven una transformación: el auge del consumo consciente y la búsqueda de productos más saludables revalorizan la elaboración artesanal y las fermentaciones naturales.

Cada 16 de Octubre, se celebra el Día Mundial del Pan, una fecha instaurada en 2002 por la Unión Internacional de Panaderos y Pasteleros (UIBC) para rendir homenaje a uno de los alimentos más antiguos y universales de la humanidad.

 La elección no fue casual: coincide con el aniversario de la creación de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), como un recordatorio de la importancia del pan en la seguridad alimentaria y la cultura global.

Pero más allá de la efeméride, la celebración llega en un momento de profunda transformación en los hábitos de consumo: los panes artesanales, con masa madre, granos y semillas, están conquistando el paladar y la conciencia de los argentinos.

Según datos relevados por la foodtech belga Puratos, la Argentina está en el top 3 de países que más consumen productos de panadería en la región: se ubica tercero con 75 kilos per cápita al año, solo detrás de Chile (90 kilos per cápita) y Uruguay (78 kilos per cápita). Sin embargo, la forma en la que los argentinos consumen está cambiando y requiere cada vez más innovación.

Este cambio responde a un fenómeno más amplio: el del “consumo consciente”. En un contexto económico desafiante, los grandes supermercados cedieron terreno frente a las panaderías de barrio y comercios de cercanía. Allí, el consumidor actual se muestra más selectivo: prioriza el precio, pero no está dispuesto a resignar calidad ni valor nutricional.

 

Las nuevas tendencias del pan

 

Según el estudio global Taste Tomorrow, elaborado por Puratos, tres grandes tendencias marcan hoy la industria panadera: la alimentación plant-based, la incorporación de masa madre y el cuidado de la salud gastrointestinal, y la preferencia por lo natural y lo orgánico.

En las panaderías argentinas, este nuevo perfil del cliente ya se ve reflejado en los mostradores. Panes integrales, con harinas menos refinadas, mezclas de semillas, granos enteros y fermentaciones prolongadas conviven con clásicos reinventados. “Los clásicos continúan, pero reinventados.

El gran desafío está en mantener la tradición, pero adaptada a las variantes alimentarias de los consumidores de hoy”, asegura Sofia Mallaviabarrena, Gerente de Marketing Regional de Puratos.

Las semillas se volvieron protagonistas. Chía, girasol, lino y mix de frutos secos se incorporan a las recetas no solo por su sabor y textura, sino por su aporte nutricional.

Panes multigrano o con toppings de semillas ya no son una rareza, sino parte de la oferta habitual. En Puratos, donde incorporaron este tipo de elaboraciones hace más de una década, hoy observan un mercado consolidado y en expansión.

La masa madre, por su parte, dejó de ser una curiosidad de panaderos gourmet para convertirse en un favorito de los argentinos. Su fermentación lenta mejora la textura, el sabor y la digestibilidad del pan. Según Taste Tomorrow, el 62% de los consumidores percibe al pan de masa madre como más saludable, un salto notable frente al 52% de 2021. Esta técnica ancestral, redescubierta y popularizada durante la pandemia, se mantiene firme como una de las tendencias más poderosas en panificación.

Tradición e innovación

 

En este escenario, las panaderías ocupan un rol clave como espacios de encuentro entre tradición e innovación. No se trata solo de ofrecer productos: también transmiten historia, identidad y oficio. La artesanalidad del pan — amasado a mano, fermentaciones naturales, ingredientes nobles — se convierte en un valor diferencial frente a los productos industrializados.

 Y los consumidores, cada vez más informados, buscan esa transparencia y simpleza en las etiquetas: menos aditivos, más ingredientes reconocibles.

El crecimiento de esta tendencia saludable no implica abandonar los sabores que forman parte del ADN gastronómico argentino, sino reversionarlos.  En tiempos de cambio, el pan vuelve a recordarnos su rol esencial.

Alimento humilde y universal, hoy se reinventa desde la artesanalidad y la salud, sin perder su lugar en la mesa cotidiana. El futuro del pan argentino combina fermentaciones lentas con innovación rápida, masa madre con creatividad, tradición con conciencia.

 

Gentileza.- Gabriela María Fabrizio - http://agencia-vox.com/