La decisión impacta a 220 trabajadores y marca un giro en la estrategia local; la empresa había inaugurado en 2022 una fábrica con una inversión de 50 millones de dólares.


Whirlpool dejará de producir en la Argentina. La multinacional estadounidense anunció el cierre definitivo de su planta de lavarropas en el Parque Industrial de Fátima, en la ciudad bonaerense de Pilar, y el fin de su actividad industrial local.

La medida implica la desvinculación de 220 empleados - incluidos equipos de gestión y cadena de suministro -, quienes fueron notificados hoy, y representa un cambio estructural para la filial. A partir de ahora, concentrará su operación en ventas y servicio, “garantizando el abastecimiento de electrodomésticos, accesorios y repuestos en todo el territorio de Argentina”. Es decir, pasará a importar todos los productos.

Según la compañía, la decisión forma parte de un proceso global de revisión de estructuras productivas, con foco en la eficiencia operativa y la reasignación responsable de recursos. “La continuidad en la Argentina no está en revisión: la presencia comercial y el portafolio de productos seguirán disponibles para los consumidores, bajo un esquema operativo alineado con las condiciones del entorno local y regional”, aseguraron desde la compañía mediante un comunicado.

En diálogo con LA NACION, aclararon: “Son varios los motivos que confluyeron en la toma de esta decisión, internos y externos. Realizamos esfuerzos para reducir costos e implementamos mejoras en los procesos para ser más competitivos frente a productos importados, a lo que se suma la caída en el consumo. Hoy estamos dando este paso para redefinir nuestra huella regional de cadena de suministro con la necesidad de fortalecer nuestra competitividad en un entorno cada vez más desafiante”.
Un giro tras una inversión millonaria

El repliegue productivo se conoce tres años después de que la empresa inaugurara la planta - con la mira puesta en asegurarse el acceso a los dólares que necesita para importar -. A través de una inversión de 50 millones de dólares, Whirlpool puso en marcha la fábrica sobre una superficie de 30.000 metros cuadrados, que presentaba como la más moderna de su tipo en el mundo. Allí empleaba a 460 trabajadores de manera directa y a más de 1000 de forma indirecta.


El sitio tenía capacidad para producir un lavarropas cada 40 segundos y 300.000 unidades al año, con el 70% destinado a exportación, lo que suponía la recuperación del perfil exportador de la firma tras dos décadas. La compañía incluso había adquirido un terreno lindero para expandirse.

No obstante, ya en 2024, la compañía había iniciado una serie de reconfiguraciones. En Mayo del año pasado, Whirlpool anunció una reorganización operativa que incluyó el recorte de un turno de producción y la reducción de 60 puestos de trabajo.

En ese momento, la firma explicó que buscaba “adaptar el programa de producción al entorno actual”, concentrando la fabricación en un único turno para simplificar su modelo organizacional. La gran mayoría de los trabajadores del turno tarde habían sido relocalizados en el turno mañana, mientras que el segundo turno quedó limitado a tareas de soporte productivo e inyección plástica.

 

Por Laura Ponasso

 

Fuente.- https://www.lanacion.com.ar